Opinión: La energía nuclear, elemento clave en la transición energética

27/11/2025

Opinión: La energía nuclear, elemento clave en la transición energética


El parque nuclear español está formado por siete reactores en cinco emplazamientos: dos unidades en las centrales de Almaraz y Ascó y una unidad en las de Cofrentes, Trillo y Vandellós II. De forma conjunta, cada año producen alrededor de 55.000 GWh, habiéndose convertido en los últimos trece años en la única tecnología que ha generado en torno al 20% de la electricidad consumida en nuestro país.


En los reactores nucleares no tiene lugar una reacción de combustión, sino el proceso físico de la fisión de los átomos de uranio, lo que no provoca la generación de gases de efecto invernadero. De hecho, el parque nuclear español produce cada año entre el 25% y el 30% de la electricidad libre de CO2, evitando que se emitan a la atmósfera unos 20 millones de toneladas y resultando esencial para frenar las emisiones contaminantes.


Hay que tener en cuenta que las centrales nucleares son económicamente competitivas, si se atiende a sus costes intrínsecos -aunque se ven penalizadas por la carga tributaria que soportan- y que su producción firme, estable y en base -con un funcionamiento 24/7- las hace fundamentales para el funcionamiento del sistema eléctrico.


Además, el conjunto de la industria nuclear española es un motor de riqueza y empleo, ya que cuenta con cerca de 30.000 trabajadores directos, indirectos e inducidos con altísima cualificación y gran experiencia acumulada, que ayudan además a fijar población en los entornos rurales donde se ubican las instalaciones nucleares.


“El 20% de la electricidad española procede de los siete reactores nucleares operativos” / “La nuclear es una fuente libre de CO2”


El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030


A pesar de estas características y de la necesidad de descarbonizar los procesos productivos, garantizar el suministro y disponer de fuentes económicamente competitivas -en el actual contexto en el que la Unión Europea busca conseguir soberanía energética- el Gobierno de España ha ratificado, en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030 (PNIEC) de septiembre de 2024 y en el 7º Plan General de Residuos Radiactivos de diciembre de 2023, que nuestro país deje de utilizar la energía nuclear para la producción de electricidad en el año 2035.


En marzo de 2019, se firmó un Protocolo de Intenciones entre la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) y las compañías propietarias de las centrales nucleares españolas -auspiciado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico- en el que se contempla el cese de actividad ordenado de los siete reactores, comenzando con la unidad I de la central de Almaraz en noviembre de 2027 y terminando con la central de Trillo en mayo de 2035.


En el PNIEC 2023-2030 se ha establecido la participación de fuentes renovables (especialmente eólica y solar fotovoltaica) en un 81% en la generación de energía eléctrica y que habrán de estar operativos al menos 22,5 GW de potencia de almacenamiento -baterías y centrales hidroeléctricas reversibles o de bombeo- en dicho horizonte temporal.


En el Plan se apuesta por la utilización del gas en ciclos combinados como potencia de respaldo frente a la intermitencia de las tecnologías renovables y se recoge lo acordado en el Protocolo de Intenciones, de tal manera que la potencia nuclear pasa a ser menos de la mitad en el año 2030 respecto a la que actualmente se encuentra en funcionamiento.


A día de hoy, y a pesar del incremento de la potencia renovable instalada, especialmente fotovoltaica, los objetivos de capacidad de almacenamiento están muy retrasados respecto a los fijados en el PNIEC, ya que la potencia de turbinación de bombeo y baterías no llega a 3.500 MW. Sin embargo, el cese de actividad de las centrales nucleares está fijado de manera concreta con unas fechas determinadas y sin tener en cuenta cómo avanza el desarrollo de las otras tecnologías.


“Las centrales nucleares tienen un papel clave al asegurar el suministro, no emitir CO2 y contener los precios de la electricidad”


Por lo tanto, no parece lógico aferrarse a mantener un plan de cierre como el que se firmó en 2019, ya que las condiciones energéticas, ambientales y geoestratégicas han variado sustancialmente. Lo más razonable sería modificarlo ante el papel clave de las centrales nucleares al asegurar el suministro, no emitir CO2 y contener los precios de la electricidad. En este sentido, distintos estudios indican que prescindir de la energía nuclear en España haría que la electricidad fuese un 23% más cara para familias y pymes y un 35% mayor para consumidores industriales.


Una asfixiante carga tributaria


Ahora bien, y a pesar de su competitividad intrínseca, para asegurar la continuidad de la operación de las centrales nucleares es necesario que se revise y reduzca la asfixiante carga tributaria a la que están sometidas, que se ha incrementado en más de un 70% en los últimos cinco años entre impuestos -en ocasiones redundantes-, ecotasas autonómicas y la Tasa Enresa, que de forma unilateral el Gobierno ha incrementado en un 30% desde julio de 2024, a pesar de que el Protocolo de Intenciones de marzo de 2019 contemplaba un aumento máximo de su valor del 20% respecto al que en ese momento tenía.



“Es necesario revisar la excesiva carga impositiva que soportan las centrales nucleares, que se encuentra muy por encima de la de otras tecnologías y las hace artificialmente inviables”


Esta excesiva carga tributaria, que es discriminatoria y no homogénea ni comparable a la que grava al resto de tecnologías que participan en el sistema eléctrico español, conduce a que las centrales nucleares españolas sean artificialmente inviables, a pesar del interés de sus titulares por seguir operándolas y de que se encuentran en perfectas condiciones técnicas y de seguridad.


La situación internacional


La Comisión y el Parlamento Europeos aprobaron en el año 2022 la inclusión de la energía nuclear en la taxonomía, herramienta basada en criterios científicos que determina si una actividad económica es medioambientalmente sostenible y favorece el acceso a mecanismos de financiación. En septiembre de 2024 se publicó el informe Draghi “El futuro de la competitividad europea”, que indica que la energía nuclear es un componente esencial para la descarbonización, la competitividad y la garantía de suministro de la Unión Europea, y recomienda la extensión del funcionamiento de las centrales actuales y acelerar el desarrollo de nuevas unidades.


“31 países han firmado la necesidad de triplicar la capacidad nuclear global en el horizonte 2050 en el marco de las últimas cumbres climáticas”


En la Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas COP29 de Bakú (Azerbaiyán) de noviembre de 2024, a los 25 países firmantes de la declaración de la COP28 para triplicar la capacidad nuclear global en el horizonte del año 2050 se unieron seis países, como consecuencia de la percepción de utilizarla en apoyo a los esfuerzos para conseguir la neutralidad climática. En paralelo, y durante la Semana del Clima de Nueva York, catorce grandes instituciones financieras mundiales mostraron su apoyo a esta declaración.


Dada la situación energética y medioambiental mundial, resulta relevante el hecho que muchos países hayan decidido incorporar y/o incrementar la participación de la energía nuclear para abordar los retos planteados. A finales de 2024, en el mundo había 138 reactores nucleares a los que los distintos organismos reguladores de 16 países les habían concedido o renovado su autorización para operar durante 60 o más años. De forma concreta, en Estados Unidos, donde la mayor parte de sus reactores tienen autorizaciones para 60 años, nueve –algunos de ellos unidades de referencia de las centrales españolas– cuentan ya con autorización para operar durante 80 años.


“España se queda sola mientras el mundo apuesta por la operación a largo plazo de sus reactores y la construcción de nuevas unidades”


Muy recientemente, el Parlamento de Bélgica ha votado a favor de derogar una ley de 2003 que establecía un calendario de cierre de las siete centrales nucleares del país, lo que ratifica la decisión del gobierno federal belga de mantener en funcionamiento durante diez años más sus dos centrales más recientes: Doel 4 y Tihange 3. Igualmente, Dinamarca, donde desde hace 40 años está prohibido el uso de la energía nuclear para la generación de electricidad, está reconsiderando la introducción de esta tecnología en su mix energético.


Sin embargo, en el caso de España y si no se modifica lo establecido, los siete reactores que conforman el parque nuclear podrán operar hasta 47 años en el caso máximo.


Por todo ello, no parece lógico que España sea el único país con centrales nucleares en operación que se oponga radicalmente a esta tecnología. Desde el Foro de la Industria Nuclear Española, como representantes del conjunto de las empresas que participan en la cadena de valor de la energía nuclear en nuestro país, consideramos que es fundamental que se mantenga la energía nuclear en el mix de generación.


Por tanto, es imprescindible establecer un marco de diálogo con el Gobierno sobre el futuro del conjunto de la industria nuclear española, y específicamente sobre la continuidad de nuestras centrales, asegurando que se racionalice la fiscalidad a la que están sometidas, ya que sus costes operativos son competitivos y ayudan a la competitividad de la industria y al bienestar de los ciudadanos, de tal manera que sirvan como elemento clave en la transición energética.


Por: Antonio González Jiménez

Director de Estudios y Apoyo Técnico

Foro de la Industria Nuclear Española